Las metas financieras, son sin duda un concepto que nuestros padres no nos inculcaron desde que éramos niños. Recordemos ese momento cuando éramos pequeños y que lo único que nos preocupaba era la forma en la que le pediríamos dinero a nuestros papás para poder comprar algo que quisiéramos, aunque no había muchas expectativas, solo necesitábamos poder coleccionar montones de tazos, estampitas o simplemente tener montones de dulces para poder invitar a nuestros amigos.
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Ahora que hemos crecido todo se volvió más complicado pues ya no podemos decirle a nuestros papás que necesitamos dinero para poder comprar lo mejor de la tecnología, lo último en telefonía o un carro y es impensable pedir dinero para comprar una casa o en su defecto un departamento.
Nuestras metas van cambiando y muchas veces sólo se quedan en sueños, anhelamos tener lo que los adultos ya tienen, o posiblemente lo que está de moda: viajar.
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Pero cómo sabemos si nuestras metas financieras son sólo sueños o pueden volverse realidad, pues bien fácil, una meta, una verdadera meta siempre debe estar escrita, en donde sea y en lo que sea, a esto se le llama ponerle nombre y apellido a aquello que queremos conseguir, no es tan difícil, un post- it en el refri o en el espejo nos ayuda a mantenernos centrados en ello.
En algún momento de mi vida me enseñaron el método S.M.A.R.T. por sus siglas en inglés, para ponernos metas y poder cumplirlas, y consiste en lo siguiente:
Deben ser claros en todos los aspectos. Saber con exactitud el qué, dónde, cuándo y todo lo relacionado. Por ejemplo, si mi meta es comprarme un carro, debo saber el modelo, el precio, si será de agencia o de algún otro lugar, etc. Así será más fácil poder establecer un plan de ahorro que nos permita alcanzar la meta.
Si no se puede medir, no sirve pues no podrás comprobar si has alcanzado la meta. En este punto podemos hacer uso de las Apps que nos proporcionan las diferentes plataformas, hay muchas que nos permiten llevar un plan de ahorro y saber cuánto llevamos ahorrado.
Es decir, que lo podrás concretar. Ser inteligentes, pacientes y diligentes en lo que queremos lograr.
Deben estar dentro de tus posibilidades y recursos. A veces soñamos de más y eso no quiere decir que no lo podamos alcanzar, pero si nos ponemos metas que no están a nuestro alcance posiblemente y es lo más seguro, desistiremos porque no veremos avances, esto no quiere decir que seamos conformistas pero si conscientes de lo que podemos lograr.
Requieren un plazo de tiempo límite para ser cumplidos. Al igual que con el nombre de la meta, si no tengo un plazo no es una meta. Puedo pasar años “ahorrando” para algo que ni siquiera sé para cuándo lo voy a llevar a cabo.
Claro que para poder cumplir tus metas financieras se requiere de algunos sacrificios y cambios de hábitos que nos ayudaran a llegar a ella; tal vez dejemos de comprar el café de cada mañana en ese lugar popular, empezar a usar el transporte público o mejor aún usar una bicicleta o caminar, salir a lugares menos costosos y comer más en casa. ¡Aprender a ahorrar es más fácil de lo que piensas!
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Las metas alimentan nuestro carácter y nos hacen fuertes al alcanzarlas, establecer metas financieras por plazos cortos es la mejor opción para comenzar a realizar nuestros sueños y ver el resultado de nuestro esfuerzo. Recordemos ser inteligentes, pacientes y diligentes.