En los últimos meses hemos estado escuchando hablar mucho acerca de una criptomoneda llamada bitcoin: que si su precio día con día alcanza máximos históricos, que si es una burbuja que está a nada de explotar o, recientemente, que está perdiendo su “boom”, ¿pero qué es, cómo se compra y cómo se come el bitcoin?
Lo primero que debes saber es que el bitcoin es una criptomoneda, es decir, una divisa digital que nació allá por el 2009 y la cual tiene como base el blockchain, que es una una red de seguridad, como un libro contable en donde queda reflejado todas las transacciones que se hagan.
La mayor –y más llamativa- característica del bitcoin es que es una moneda que no está controlada por ningún banco; las personas son quienes realizan las transacciones, sin algún intermediario bancario, a través de la red. Sin embargo, para muchos otros justo esto es un característica poco favorable, ya que no existe algún tipo de certeza jurídica; sin embargo, la tecnología blockchain es la que se encarga que todas las transacciones se hagan de manera segura.
Cabe destacar que esta moneda es seudoanónima y tiene un límite: 21 millones de unidades es la cantidad de bitcoins que puede haber en el mundo. Con el actual boom que tienen estas divisas, pareciera que todos quieren correr a cambiar sus pesos, dólares, euros, yenes, etc, por esta criptomoneda.
Dentro de toda esta red hay unas personas a las cuales se les denomina mineros, que son los encargados de que todo funcione. Ellos son los encargados de arreglar problemas en el sistema, si es que existe alguno, y de esta manera se llevan a sus bolsillos (virtuales) unos cuantos bitcoins.
Pero, para los humanos comunes y corrientes que no sabemos nada de tecnología, sistemas y todo eso tenemos la opción de comprar estas divisas digitales a través de diferentes páginas web que se dedican, como si de un banco se tratase, de venderte la divisa al valor al cual se encuentra en tu país, en este caso, en México.
Por ejemplo, a través de la página www.blockchain.com puedes comprar varias criptomonedas, en las cuales encontrarás el bitcoin. Para hacerlo basta con que te registres en la página. De esta manera, crearás una wallet (una cartera, pues) que tendrá la función de guardar los bitcoins que vayas comprando.
Ya con tu wallet hecha debes contactar a algún usuario que tenga bitcoins para que, de acuerdo con el monto por el cual queden, compres tus primeros bitcoins y te unas a este mundo. La transacción se hace de persona a persona y debes tener en cuenta que es irreversible, nada de echarse para atrás y pedir tu devolución.
Otra opción que tienes es la página de Bitso México. Al igual que con la página de blockchain, aquí te tienes que registrar con tus datos personales (nombre, correo electrónico, país y número telefónico) y después deberás registrar tu contraseña para acceder al sitio, así como un NIP de transacción, el cual se te pedirá cada vez que desees retirar dinero de tu cuenta. De esta manera, crearás tu wallet y deberás meterle saldo, es decir, tener fondos en pesos. Acto seguido podrás empezar a comprar tus bitcoins.
Como si se tratase del tipo de cambio del peso frente al dólar, por ejemplo, el bitcoin también ve variar sus precios día tras día, por lo cual tendrás que estar atento a cómo está el mercado para decidir en qué momento hacer tu compra o bien, intercambiar tus bitcoins por pesos.
A finales del 2017 el bitcoin tomó fuerza y se apreció bastante bien, sin embargo en este mes su precio ha ido bajando. Para que te des una idea: el 12 de noviembre del año pasado un bitcoin rondaba alrededor de los 5,900 dólares, mientras que para el 16 de diciembre de ese mismo año alcanzó los más de 19,100 dólares. Al corte del 22 de enero de este año, un bitcoin equivalía alrededor de 10,800 dólares.
¿Tan caro? Sí, pero no te desanimes, igual puedes comprar fracciones de bitcoin. No obstante, recuerda que como cualquier inversión debes tomar en cuenta cuál es el riesgo de esta y qué tanta cantidad de dinero estás dispuesto a invertir y qué tipo de perfil de inversionista tienes ya que, por ejemplo, si en un momento ves que se deprecia y sacas tu dinero sin medir consecuencia, podrías perder gran cantidad de tus ahorros.